En "Los motivos del Lobo", Liliana Escliar actualiza el género negro con una trama en la que se entrecruzan los hilos del poder, la obsesión por la venganza y un perverso juego del gato y el ratón.
Liliana Escliar fue convocada a escribir sobre el mal a partir de un protagonista llamado Parodi y siguiendo esa consigna se convirtió en la guionista de la serie “Malicia”, que fue emitida por la Televisión Pública en 2015, pero ese criminólogo que intenta atrapar al Lobo con ayuda de una fiscal y un ex policía devenido librero, la siguió y se convirtió también en protagonista de su segunda novela: “Los motivos del Lobo“.
Con los recursos del género policial y tomando al cuento de Borges “Deutches Requiem” como eje de las pistas que van construyendo una trama de suspenso no exenta de humor, Escliar comenzó con la novela editada por Tusquets una saga que seguirá con una historia en la que ya está pensando: “¿Lobo estás?”.
Escliar (Buenos Aires, 1959) ganó el Premio Planeta (2000) por su primera novela “La arquitectura de los ángeles”, y está por estrenar como guionista “Cuéntame como pasó”, la adaptación nacional de la serie española homónima que emitirá la Televisión Pública, en dupla con Marisa Grinstein, con quien ya trabajó en los guiones de las series “Se presume inocente” y “Mujeres asesinas”.
Durante la entrevista con Télam, realizada en su casa del barrio de San Telmo, la escritora expresó que lo que más le interesa del policial es “la construcción de la intriga, el tetris, la estructura, que todo encaje. Tener que llegar a ese lugar y volver, ajustar la pieza, el rompezabezas que implica” y al momento de citar autores que le interesan del género nombró al francés Fred Vargas, al estadounidense Raymond Chandler y a los argentinos Gabriela Cabezón Cámara, Claudia Piñeyro, Sergio Olguín y Juan Sasturain, a quien asevera haber comenzado a leer mucho antes de que se convirtiera en su marido.
– Esta historia surgió a partir del guión de una serie de televisión, “Malicia”. ¿Cómo fue el proceso de pasar del guión a la novela?
– Fue a pedido de Televisión Digital Abierta (TDA), después se pasó por la Televisión Pública. La consigna fue hacer un catálogo del mal y que el personaje se llame Parodi. Siempre creo que lo demás se va construyendo solo. Vos mirás al personaje y se va construyendo solo, te va contando. Lo empezás a ver. Siempre cito a Taraturo (padre) que decía que el tema es siempre poner a los personajes en una caja de zapatos y ver como salen.
– ¿Y después de la serie cómo fue la decisión de seguir con la historia?
– Por mis ganas de contar mi versión de la malicia. Porque en un libro no tenés problema de presupuesto, de cantidad de bolos, de efectos especiales. Solo con escribir llueve, llueve. En cambio en un estudio de televisión decir llueve es un problema. Además hacía tiempo que no escribía novela.
– ¿La idea es que esta novela inaugure una saga?
– Sí, la idea es que esta historia siga. Como decía Borges en “Emma Zunz”, los personajes son los mismos, lo que cambia son las circunstancias. En la novela crecen las circunstancias. En esta historia, Parodi no sabe porque el mal lo eligió a él. Hasta que no encuentre la respuesta a eso, no va a estar en paz. La arbitrariedad del mal es fuerte: cómo un tipo te persigue, te recorta y lastima todo lo que puede. Hasta que el no entienda lo vamos a acompañar. Me divierte hacer pruebas y pensar que hay momentos en los que el lector sabe más que Parodi. Eso provoca un acompañamiento en el lector que es lo que uno busca siempre. Porque lo que querés es que la gente se quede a mirar, a leer.
– ¿Qué diferencias hay entre escribir guiones y literatura?
– Cuando escribís un guión hay tanta mediación que es muy diferente. Por ejemplo, en “Cuéntame…” hay más de 100 personas laburando y no podés pretender que las 100 personas, desde que pone el jarrón arriba de la mesa, hasta el que edita, empaten con tu cabeza. Sería un gesto de soberbia ridículo. Al menos que escribas, dirigías, produzcas y ni siqueira así lo lográs.
– Desde las citas, la importancia en la trama de su cuento “Deutches Requiem”, hasta los nombre de los personajes, la novela es un gran homenaje a Borges.
– Sí porque me gusta escribir novelas y que el autor trabaje de referencista. Me parece lindo hacerlo porque si lees “Los motivos del lobo” y te gusta, no sabes lo que te va a gustar Borges. Hay citas y claves literarias, todas las que me gustan. Me gustaría que alguien dijera: voy a leer lo que recomienda Ernesto.
– ¿Cómo fue la decisión de incorporar la trata de personas a la trama?
– La trata apareció como una de las formas del mal. No era un tema que estaba tan en agenda. Yo tenía como antecedente haber escrito un capítulo con Marisa Grinstein sobre trata para “Mujeres asesinas”, basado en un caso real. Era una chica que estaba en una red de trata, mató a su entregador y siguió en la red. Años después cuando la justicia la rescató, la condenó porque esa muerte. Ella decía “no me mataron porque estar viva era peor”.
– ¿Qué te interesa especialmente del género policial a tu trabajo?
– La construcción de la intriga, el tetris, la estructura, que todo encaje. Tener que llegar a ese lugar y volver, ajustar la pieza. El rompezabezas que implica el policial. Me enoja cuando como lectora veo que no es así. Cuando vos llegás a este final, podes ir para atrás y entender que las cosas pasaron por algo, por qué un personaje hizo determinado movimiento o dijo algo en una situación anterior.
– ¿Cómo ves la fusión entre el género policial y la realidad?
– Me parece que está volviendo a pasar lo que pasó con los inicios del policial negro en Estados Unidos, ya que la literatura que mejor cuenta hoy nuestra sociedad es el policial. Es tremendo pero es así porque hoy hay un agobio, un nivel de violencia y de hostilidad, de frustración muy grandes. Uno escribe acá… yo vivo a media cuadra de Plaza de Mayo. Uno escribe con todo lo que es todo el tiempo. Si yo te digo que para mí la trata es lo peor, para mí como escritora la trata es lo peor. Entonces no me puedo imaginar escribir de otra manera.
Los motivos del Lobo
Daniel Parodi se había convertido en el mejor criminólogo forense del país. Era capaz de pensar como el criminal, “ser” el criminal. Entendía la lógica del delito y, de manera casi inevitable, siempre descubría al culpable. Pero cuando un psicópata inasible asesinó a Zoe, su hija, todo cambió.
Obsesionado por atrapar al Lobo, Parodi pierde a su familia, su casa, su trabajo, su talento profesional. El Lobo se adelanta y Parodi, acosado por el dolor, llega tarde y fracasa una y otra vez.
Junto con sus aliados, Ernesto Soria –un octogenario ex policía devenido en librero– y Diego Heller, un joven hacker tímido, malvive de las pericias que le encarga la fiscal Diana Quaranta y de las magras ventas de una librería especializada en policiales que funciona también como casa y oficina. Parodi no entiende los motivos del Lobo y por qué lo eligió como víctima.
Liliana Escliar actualiza el género negro con una trama en la que se entrecruzan los hilos del poder, la obsesión por la venganza y un perverso juego del gato y el ratón.
Para leer el primer capítulo hacé clic aquí